Cuando el estómago ruge más que Katy Perry acudimos a la llamada de auxilio “¡¡Mamá ¿qué hay de comer?!!”. Pero, y si nuestra querida progenitora no está para velar por los desvelos de su retoño… la cosa se complica.
Emanciparse (aunque vivas en el piso de enfrente) siempre es difícil, y más cuando lo más cerca que has estado de una sartén es en Ikea. Sigue leyendo